Contexto histórico
“No es mi ambición gobernar, sino preservar para mi hija la corona que su padre le dejó.”
— María Cristina de Borbón, 1833.
La Regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias se desarrolló en España entre 1833 y 1840, un período crítico para la transformación del país. Tras la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, España se encontraba en una encrucijada. El rey había dejado como heredera a su hija Isabel II, que apenas contaba con tres años de edad, designando a su esposa María Cristina como regente hasta la mayoría de edad de la niña.
Este momento marcó el inicio de una profunda transformación política en España: el paso del Antiguo Régimen absolutista hacia un Estado liberal. Sin embargo, este cambio no estuvo exento de conflictos y tensiones.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1806-1878) era la cuarta esposa de Fernando VII y había contraído matrimonio con él en 1829. De esta unión nacieron dos hijas: Isabel (la futura Isabel II) y Luisa Fernanda.
La regente se encontró con una situación extremadamente complicada al asumir el poder:
- Por un lado, necesitaba defender los derechos sucesorios de su hija Isabel frente a las pretensiones de su cuñado, Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII), quien reclamaba el trono para sí mismo basándose en la Ley Sálica.
- Por otro, se vio obligada a apoyarse en los liberales, contrarios al absolutismo que había caracterizado el reinado de su esposo, para garantizar el trono de su hija.



La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
“Carlos V no es solo el legítimo rey, sino el protector de la verdadera fe.”
— Manifiesto de los carlistas, 1833.
La principal amenaza para la regencia fue el estallido de la Primera Guerra Carlista. El conflicto surgió cuando Carlos María Isidro, hermano del fallecido rey Fernando VII, se negó a reconocer a su sobrina Isabel como legítima heredera al trono, proclamándose a sí mismo como rey Carlos V.
El carlismo encontró apoyo principalmente en zonas rurales tradicionalistas del norte de España (País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón), mientras que el bando isabelino (cristino) recibió el respaldo de las zonas urbanas y las clases más progresistas.
Esta guerra civil tuvo importantes dimensiones ideológicas:
- El carlismo defendía el absolutismo, el tradicionalismo y los fueros provinciales.
- Los cristinos (partidarios de María Cristina e Isabel II) abogaban por un liberalismo moderado.
El conflicto fue largo y sangriento, con varios momentos críticos como la expedición del general carlista Gómez Damas en 1836 o la Expedición Real de 1837. Finalmente, el cansancio entre las filas carlistas y las diferencias internas llevaron al Convenio de Vergara en 1839, firmado entre el general isabelino Baldomero Espartero y el carlista Rafael Maroto, que puso fin a la guerra en el norte, aunque continuó unos meses más en Cataluña.
Evolución política durante la regencia
La regencia de María Cristina estuvo marcada por una constante evolución política con diversos gobiernos y tendencias:
- Etapa de transición (1833-1834): Inicialmente, María Cristina mantuvo ministros moderados como Cea Bermúdez, que intentó mantener el absolutismo ilustrado.
- Primeras reformas liberales (1834-1836): El Estatuto Real de 1834, bajo el gobierno de Martínez de la Rosa, supuso un tímido avance hacia el liberalismo con la convocatoria de Cortes bicamerales. Durante esta etapa se produjo la Desamortización de Mendizábal (1836), una de las medidas económicas más importantes del período.
- El progresismo (1836-1837): Tras el Motín de La Granja de agosto de 1836, se restableció la Constitución de 1812 y se formaron gobiernos progresistas. En 1837 se promulgó una nueva constitución de carácter progresista pero conciliador.
- Regreso al moderantismo (1837-1840): María Cristina propició gobiernos más conservadores, culminando en la polémica Ley de Ayuntamientos de 1840, que provocó un levantamiento progresista.

Principales reformas y cambios
Durante la regencia se produjeron importantes transformaciones que sentaron las bases del Estado liberal español:
- Reformas administrativas: División provincial de Javier de Burgos (1833), que estableció la estructura provincial que ha llegado hasta nuestros días.
- Reformas económicas: Destacan la desamortización eclesiástica de Mendizábal (1836), que puso a la venta tierras de la Iglesia para financiar la guerra y crear una base social de propietarios favorable al liberalismo, y la supresión de los gremios.
- Reformas políticas: Establecimiento de un sistema representativo con diversas constituciones (Estatuto Real de 1834 y Constitución de 1837).
- Reformas sociales: Abolición definitiva del régimen señorial y los mayorazgos, eliminando vestigios feudales.

Final de la regencia
El final de la regencia de María Cristina estuvo marcado por el enfrentamiento con el general Espartero, héroe de la guerra carlista y líder del Partido Progresista. La aprobación de una controvertida Ley de Ayuntamientos, que limitaba la autonomía municipal, provocó levantamientos progresistas en varias ciudades durante el verano de 1840.
Acorralada políticamente y sin apoyos, María Cristina se vio obligada a renunciar a la regencia en octubre de 1840, siendo sustituida por el general Espartero. La reina madre partió al exilio en Francia, aunque regresaría años después durante el reinado efectivo de su hija Isabel II.

Legado e importancia histórica
“Entre la espada carlista y la pluma liberal, María Cristina supo sostener la corona de su hija durante el huracán político que fue la España de 1833 a 1840.”
— Historiador Juan Sisinio Pérez Garzón.
La regencia de María Cristina representó un período de transición fundamental en la historia de España:
- Transformación política: Se pasó de un sistema absolutista a las bases de un Estado liberal, con constituciones escritas y separación de poderes.
- Cambio social: Se eliminaron las estructuras jurídicas del Antiguo Régimen y se sentaron las bases para una sociedad de clases.
- Polarización política: Se configuraron las principales tendencias del liberalismo español (moderados y progresistas) que dominarían el panorama político del siglo XIX.
- Conflicto ideológico: La guerra carlista manifestó la profunda división entre la España tradicional y la España liberal, una fractura que perduraría durante más de un siglo.
A pesar de sus limitaciones y contradicciones, la regencia de María Cristina fue decisiva para la modernización política y económica de España, aunque esta se realizara de forma incompleta y con numerosas tensiones que marcarían el devenir histórico del país durante las décadas siguientes.




